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Aviturismo

La ubicación geográfica de Nicaragua proporciona a este país centroamericano algunas características muy particulares. Localizado entre las vastas masas continentales de Norteamérica y Sudamérica, el territorio nicaragüense puede considerarse un puente ecológico que conecta el norte y el sur. En consecuencia – al igual que los otros países de Centro América-, Nicaragua goza de una extraordinaria biodiversidad local y migratoria. Al albergar el área protegida más grande de Centroamérica (la Reserva de la Biosfera Bosawás), y proporcionar una rica variedad de hábitats y extensas áreas en estado natural, este país destaca entre sus vecinos cuando se trata de una actividad muy interesante, aunque poco practicada localmente: el avistamiento de aves, o aviturismo. En este especial abordamos algunos interesantes aspectos de esta actividad, incluyendo descripciones de los mejores sitios para el avistamiento, así como información acerca de las especies de aves que pueden ser encontradas en el país.

Sobre el Aviturismo

En muchos países del mundo el avistamiento de aves es una de las actividades de exterior de más rápido crecimiento. El aviturismo puede ser practicado por personas de todas las edades, en prácticamente cualquier área y con muy poco equipo. Toda persona interesada en la naturaleza y la vida silvestre encontrará, en ésta, una actividad recreativa relajante y fácil de practicar. El aviturismo no sólo se practica en remotas reservas naturales específicas; éste puede ser practicado incluso en zonas urbanas, y en muchas áreas naturales se puede encontrar aves sin necesidad de extensas caminatas.

Las actividades del aviturismo están principalmente enfocadas en la observación y reconocimiento de aves silvestres. Cada observador de aves puede adoptar su propio estilo, aunque puede distinguirse bien los diferentes tipos generales de observadores. La diferencia fundamental es el objetivo de la actividad: algunas personas buscan simplemente descubrir e identificar aves en cualquier lugar en el que se encuentren, otros realizan viajes a áreas determinadas para encontrar aves muy específicas. Hay algunos observadores de aves que poseen una extensa lista de todas las aves que han logrado ver, y frecuentemente se enfocan en identificar nuevas aves que no están aún en sus listas. Otro grupo de observadores de pájaros se especializa en identificar aves extrañas, o difíciles de encontrar.

El equipo más importante para la observación de aves es un juego de binoculares (gemelos). A menudo, los pájaros se ubican en lo más alto de los árboles, en donde, sin binoculares, son difíciles de observar e identificar. Hay muchas opciones en cuanto a binoculares, sin embargo, cualquier tipo es útil para un mejor reconocimiento de las especies. Los principiantes pueden comenzar con un juego simple de binoculares, aunque los expertos siempre cargan consigo instrumentos avanzados de alta calidad.

Al comprar binoculares es recomendable fijarse en algunos detalles específicos. Dos factores importantes son el poder de aumento y el diámetro de los lentes objetivos. El poder de aumento indica de qué tamaño aparecerá la imagen. Por ejemplo, el poder de aumento 8x significa que la imagen parecerá ocho veces más grande por el lente de los binoculares que a simple vista. Aunque un aumento muy alto parezca atrayente, es recomendable seleccionar un aumento de 7x a 10x. Generalmente, un aumento más de 10x es demasiado alto para mantener la vista estable mientras se tiene los binoculares en la mano (excepto cuando se usa el estabilización de imagen, vea abajo). También hay binoculares que cuentan con la opción de zoom; estos se pueden ajustar manualmente en una cierta extensión (8x-25x, por ejemplo). El alto poder de aumento puede ser utilizado para acercar a la vista la imagen de aves ubicadas a lo lejos, por ejemplo.

El diámetro de los lentes objetivos afecta la cantidad de luz que entra por los binoculares. Entre más luz entra en los lentes, más clara aparecerá la imagen. Sin embargo, los diámetros más grandes hacen a los binoculares más grandes y más pesados. Para la observación de aves es recomendable un diámetro de por lo menos 25mm, y preferiblemente no más amplio que 32mm. Hay que encontrar el equilibro entre tamaño, peso, calidad de imagen y precio (usualmente, los binoculares con diámetros más grandes son más caros).

Encontrar los valores mencionados es fácil: cada par de binoculares muestra dos cifras en algún sitio. Estos números aparecen en un formato similar a este: 8x40. Estos binoculares particulares cuentan con 8x zoom con lentes de un diámetro de 40mm. Los lentes zoom tienen tres valores (ej. 7-29x50), y esos dos primeros valores indican la extensión del zoom (7x-29x en este caso).

Un reciente desarrollo tecnológico que está llamado, según algunos, a revolucionar el mercado de los binoculares, es la introducción de una técnica llamada Estabilización de Imagen, la cual implica la integración de un mecanismo que estabiliza el movimiento de la imagen, el cual es bastante común cuando se sostiene con las manos los binoculares. Gracias a eso, las aves u objetos ubicados a lo lejos pueden ser apreciados con mayor detalle. Las marcas comerciales más grandes ya ofrecen una amplia variedad de binoculares con Estabilizador de Imagen (IS por sus siglas en inglés – Image Stabilization), con precios por binoculares para aviturismo que van desde aproximadamente US$250 dólares estadounidenses (como estos binoculares Canon 8x25) y suben a más de US$1000 (Como estos Canon 10x42 L Binoculares impermeables) para los modelos más poderosos y avanzados. Por otra parte, un juego muy simple de binoculares, de alguna marca poco reconocida, puede ser encontrado a un precio de US$25 (e.j. los binoculares Bushnell 7x35)

Además de los binoculares, los observadores de aves a menudo llevan consigo una guía de campo impresa para identificar las aves a lo largo del camino. Existen varias guías prácticas de pájaros que pueden usarse en territorio nicaragüense, aunque lamentablemente no hay aún una extensa guía de aves de Nicaragua. Sin embargo, el libro “A Guide to the Birds of Mexico and Northern Central America”, de Howell y Webb, contiene información de muchas de las aves que habitan en Nicaragua, y en la “Guide to the Birds of Costa Rica”, de Stiles y Skutch, puede encontrarse más especies nicaragüenses. La publicación “A Guide to the Birds of Panama”, de Ridgely y Gwynne, es otra extensa guía útil, aunque está enfocada sobre todo en las regiones del sur de Centro América.

Estos dos artículos, los binoculares y una guía de campo, son los instrumentos más esenciales para practicar el aviturismo. Obviamente, una cámara fotográfica puede ser un aditivo muy agradable para capturar imágenes de los pájaros. Un buen zoom puede ser de gran utilidad para logra fotografías a distancia, lo que con los pájaros es a menudo la única opción. Finalmente, es importante pensar en que la ropa para la ocasión no debe ser nada vistosa ni brillante; los colores opacos son ideales. También debe evitarse portar olores fuertes, como colonias o desodorantes, o incluso repelentes de insectos, pues estos pueden ser notados por las aves, las que podrían huir de inmediato.

Sin perfume, y armado con los binoculares y una guía de campo impresa, el observador de aves está listo para descubrir y apreciar tantas lindas especies, aunque debe tener en cuenta una consideración fundamental: se debe guardar silencio, tanto como sea posible. Muchos pájaros son tímidos ante la presencia humana, y alzarán vuelo en huida al detectar personas en las cercanías. Asimismo, el silencio permitirá escuchar los bellos cantos de las aves, los que también son útiles para lograr localizarlas. Por lo tanto, si se desea practicar esta actividad, hay que recordar hablar en voz baja, y tratar de hacer el menor ruido posible al desplazarse por el área.

Aviturismo en Nicaragua

En Nicaragua, el aviturismo no es aún una práctica a gran escala, a pesar de las circunstancias favorables para su ejercicio. Sin embargo, esta actividad comienza a hacerse poco a poco popular y a considerarse como uno de los futuros atractivos ecoturísticos más grandes a nivel nacional. Como actividad turística, el avistamiento de aves presenta un positivo bajo impacto ambiental (el caminar silenciosamente en reservas naturales causa insignificantes perturbaciones a la biodiversidad), así como otras tantas buenas consecuencias socio-económicas interesantes. Además de la creación de trabajos (guías turísticos, guardaparques, etcétera), el desarrollo del avistamiento de aves como atractivo turístico estimulará la protección de reservas naturales y de importantes hábitats ecológicos. Finalmente, esta actividad estimulará la educación ambiental en las comunidades locales, otro paso importante hacia una mejor conservación de las áreas naturales.

Actualmente (inicios 2007), la lista oficial de aves identificadas en Nicaragua contempla 703 especies diferentes. Esta no es una lista estática: en el año 2006 había 644 especies identificadas. Al conducirse más investigaciones y al hacerse más extenso el aviturismo por toda Nicaragua, esta lista probablemente seguirá aumentando. Los expertos estiman que la lista podrá alcanzar las 800 especies, lo que demuestra la gran variedad de pájaros en la biodiversidad del país.

Una cierta parte de la población de aves en Nicaragua no son permanentes residentes en el territorio nacional. Éstas, llamadas aves migratorias, pasan parte de su tiempo en otras regiones, generalmente en Norteamérica. La mayor parte de estas especies se quedarían, en principio, en el territorio nicaragüense, pero casualmente han notado la abundancia de alimentos durante la estación primaveral en las regiones más al norte del continente. Para aprovechar esas condiciones favorables, estos pájaros comenzaron a emigrar a esas zonas un par de meses durante el año para anidar y cuidar de sus crías, antes de retornar al sur. Generalmente, las aves migratorias residen la mayor parte del tiempo en Nicaragua, aproximadamente de Septiembre a Abril.

Otros muchos pájaros pueden verse durante todo el año en el país, y en cada departamento hay un amplio número de estos. Hay ciertas áreas – generalmente más boscosas – que albergan a un extraordinario número de especies de aves. Expondremos más abajo una lista de los mejores sitios de observación de aves en Nicaragua. Una consideración a tener en mente sobre Nicaragua es que muchos excelentes sitios para el aviturismo se encuentran en áreas accesibles y cercanas. Explorar algunos muy espectaculares sitios como las Reservas Naturales de Indio Maíz o Bosawás requerirán seguramente de mucho más tiempo y esfuerzo, pero hay muchos otros sitios que son más accesibles y también habitados por una gran variedad de aves.

La amplia variación de hábitats naturales en todo el territorio nicaragüense hace posible una gran biodiversidad. Entre los diferentes ecosistemas están el bosque de trópico seco, la nebliselva, el bosque tropical lluvioso (también llamado bosque de trópico húmedo), los manglares, los pantanos y zonas de sabana. Algunas especies de aves limitan su residencia a un solo tipo de ecosistema, mientras otros habitan en diferentes tipos de regiones ambientales.

Debajo sigue una breve descripción de las particularidades de algunos de esos diferentes ecosistemas.

El bosque tropical seco se encuentra desde el sur de México al norte de Cota Rica. En Nicaragua este tipo de bosque es encontrado en la franja del Pacífico, donde conforma un importante hábitat para muchos animales. La carencia de lluvia durante la estación seca provoca en los árboles la caída del follaje durante una parte del año (generalmente de Febrero a Mayo). Durante esta temporada los bosques tienen una vegetación menos densa y las aves, en consecuencia, pueden ver mejor todo su entorno. Algunas especies típicas del trópico seco son el Saltarín Toledo, la Urraca Copetona, el Carpintero (Melanerpes hoffmannii), el Cuclillo Sabanero, y los Pericos del Pacífico (chocoyos, Aratinga strenua).

El bosque lluvioso es uno de los hábitats más ricos sobre el planeta y alberga dos terceras partes de la fauna y flora mundial. En Nicaragua este tipo de bosque se encuentra principalmente en las zonas nordeste y sudeste, principalmente en las Reservas Naturales de Bosawás e Indio Maíz. Similar en humedad y en la amplia biodiversidad, la nebliselva comparte muchas de las especies de aves con el bosque lluvioso, o de trópico húmedo. La nebliselva es encontrada también en la zona de Bosawás y en las cumbres de los dormidos volcanes Mombacho (Granada) y Maderas (Isla de Ometepe). Algunos de los pájaros que particularmente habitan en la nebliselva y el bosque lluvioso son el Coa Cola Gris (Trogon massena) y el Campanero Rojo (Procnias tricarunculata), este último famoso por tener un canto muy singular. El quetzal (Pharomachrus mocinno) habita generalmente en la nebliselva, la cual existe en grandes elevaciones (normalmente ariba de los 1000 metros sobre el nivel del mar).

Los Manglares son encontrados en estuarios y litorales marítimos, sobre todo en las costas del Pacífico. Las raíces de los árboles de mangle están parcialmente sumergidas en estas zonas, y proveen un buen lugar para mariscos, ostras y algas, lo que atrae a los peces, y lo que en consecuencia resulta en un buen terreno de alimentación para las aves. Una especie de pájaro únicamente encontrada en estos sistemas es la Reinita Amarilla de Manglar (Dendroica petechia erihachorides).


Bosque lluvioso

Bosque tropical seco

Manglares

Debido a la ya comentada particular posición geográfica de Nicaragua, el país es el límite más septentrional o más meridional para diferentes especies de aves, como el Colibrí Montañés Gorgipúrpura, por ejemplo, que encuentra su límite norte en la zona norte de país, contrario a lo que ocurre con el Colibrí Montañés Pechiverde (Lampornis sybillae), que encuentra aquí mismo su límite sur y que como su nombre lo dice puede ser visto únicamente en las montañas. Otra ave que encuentra su limite sur en Nicaragua es la Tangara Aliamarilla (Thraupis abbas). A pesar de que ciertas especies habitan en rangos geográficos específicos, existen por todo el país muy buenos sitios para el aviturismo. A continuación una descripción de algunos los mejores sitios para la observación de aves en Nicaragua:

La Reserva Biológica de Indio Maíz es una de las áreas naturales más impresionantes del país. Posee alrededor de 3,000 km² y alberga algunas de las especies de fauna más espectaculares del territorio nacional. La reserva es hogar de jaguares, chanchos de monte, pumas y hasta manatíes. Allí, la cantidad de aves es abundante y variada, y comprende fascinantes especies como tucanes, colibríes, trogones y una gran diversidad de pájaros acuáticos que habitan a lo largo de los ríos que bordean y atraviesan la reserva. La Indio Maíz también sirve de refugio para dos especies de aves en peligro extinción: la lapa verde y el pavón grande. Son más de 400 especies las que habitan la zona, lo que la convierte en uno de los mejores sitios para el avistamiento de aves. La Reserva Biológica se localiza en la región sureste del país, colindando con Costa Rica y el mar Caribe. El acceso es posible solamente en lanchas, y aunque requiere de algún esfuerzo llegar, el viaje definitivamente valdrá la pena para los amantes de la naturaleza. Hay varios hoteles en las comunidades vecinas a la reserva, y muchos otros atractivos en el resto del departamento de Río San Juan. Puede encontrar más información en nuestra Guía de Actividades.

Dentro del mismo departamento se destacan otros dos excelentes lugares para la observación de aves. Uno de ellos es Los Guatuzos, un refugio de vida silvestre localizado en la orilla sur del Lago de Nicaragua. Esta área pantanosa (humedales) es el hogar de una amplia gama de aves acuática como la hermosa Espátula Rosada y varias especies de Martín Pescador. El área protegida cuenta con un centro de investigación e interpretación, así como senderos y puentes colgantes para la observación de la flora y la fauna. El segundo punto importante para ver aves en la región es la Isla El Zapote, que forma parte del Archipiélago de Solentiname, situado dentro del Lago de Nicaragua, aproximadamente a 15 kilómetros de San Carlos. Esta isla deshabitada es el hábitat natural de grandes colonias de aves, y aunque el sitio carece de infraestructura para el turismo, explorar esta área natural intacta puede ser una experiencia muy provechosa en cuanto al aviturismo. Miles de aves anidan en la isla El Zapote, entre ellas cormoranes, garzas y hasta espátulas. Hay enormes cantidades de aves presentes a lo largo del año, pero Abril es el mes más espectacular para realizar una visita, pues durante él ocurre una mayor actividad en el lugar. La mejor opción para ver aves es pasear alrededor de la isla en bote. Dentro del archipiélago de Solentiname existen otras islas que ofrecen opciones de hospedaje, y hay también muchos atractivos tanto naturales como culturales, lo que hace de esta área poco explorada un destino bastante interesante.

Tan sorprendente como la Reserva de Indio Maíz es la Reserva de la Biosfera Bosawás, situada en el Noreste de Nicaragua. Aquí, en la que se considera el área protegida más grande de Centroamérica, la nebliselva y el bosque lluvioso proporcionan un hábitat igualmente rico, que alberga más de 400 especies de aves. A pesar de su gran atractivo natural, la reserva de Bosawás tiene poca infraestructura para recibir visitantes, y es bastante difícil llegar al lugar y encontrar sitios donde alojarse. Con suerte, la región se hará más accesible en el futuro, esperando siempre que se mantenga la conservación de sus recursos, igual o mejor que hoy en día.

En el Pacífico de Nicaragua hay muchos sitios recomendables para el aviturismo, y generalmente es bastante fácil llegar hasta ellos. La Reserva Silvestre Privada Montibelli, localizada a solamente 30 minutos de Managua, es una de las principales áreas para el avistamiento de aves en esta región del país. Debido a la variable altitud, la zona – cerca de 160 hectáreas – presenta tanto bosque tropical seco como semideciduo tropical. Montibelli tiene diferentes senderos, con recorridos de desde 30 minutos hasta de 3 horas y media de caminata. Un total de 152 especies han sido identificadas como parte de la avifauna de la reserva, dentro de las que se encuentra el ave nacional de Nicaragua, el guardabarranco, además de los chocoyos (pericos), los carpinteros, los colibríes y los trogones. El Saltarín Toledo puede también observarse aquí. La reserva también ofrece alojamiento y alimentación como parte de sus servicios, lo que hace del lugar uno de los atractivos más importantes en los alrededores de la ciudad capital.

En el mismo municipio de Ticuantepe, La Reserva Natural Chocoyero-El Brujo es conocida por la gran población de chocoyos (pericos, Aratinga strenua) que anidan en los farallones de una de las cascadas del lugar. Los chocoyos pueden ser vistos en la mañana, cuando sale el sol y ellos abandonan sus nidos, y en la tarde (es la mejor hora para verlos), antes de la puesta del sol, cuando vuelven para dormir. La reserva también tiene varios senderos y ofrece caminatas nocturnas y facilidades para acampar.

Ubicada en la frontera departamental de Granada y Masaya, y justo al sur de la municipalidad de Tipitapa, del departamento de Managua, la casi inexplorada Laguna de Tisma, situada geográficamente entre los dos lagos más importantes de Nicaragua (Lago de Nicaragua y Lago de Managua), provee de refugio a una gran variedad de animales acuáticos y terrestres. Esta laguna forma parte de un área protegida de humedales que abarca 168.5 km². Esta área, llamada Sistema Lagunar de Tisma, alberga ranas, caimanes, serpientes, iguanas, venados (ciervos), guatusas y muchos otros animales. Entre las aves ahí presentes hay garzas, sargentos, martín pescadores y una especie endémica de Nicaragua y el norte de Costa Rica (principalmente en el área del Río Frío): el zanate nicaragüense (Quiscalus nicaraguensis). Este pájaro es encontrado principalmente en los alrededores de los lagos y lagunas.

Una de las más importantes zonas de manglares para el aviturismo de Nicaragua se encuentra en el departamento de León, frente al pueblo de pescadores de Las Peñitas. Los manglares se extienden en las orillas arenosas de una isla justo enfrente de la costa, llamada Isla Juan Venado. Las aves abundan aquí, sobretodo por la mañana y por la tarde. Entre los pájaros que pueden ser vistos están varias especies de garzas, así como cigüeñuelas, pelícanos y la reinita amarilla de manglar. Es posible explorar tanto los manglares, en bote o kayak, como la deshabitada isla. Otros animales que viven dentro de los límites de esta área protegida son los caimanes, iguanas, cangrejos y langostas. La Isla Juan Venado es también un sitio de anidamiento de tortuga Paslama.

En el norte de Nicaragua existen también buenos lugares para la observación de aves, usualmente localizados en altas elevaciones deshabitadas, lo que los diferencia de los de la zona del Pacífico. Uno de los mejores lugares para ver aves en el norte es la Reserva Silvestre Privada El Jaguar, ubicada a una altura promedio de 1,350 msnm. Con más de 200 especies de aves, los visitantes pueden esperar ver al menos 50 diferentes especies en un solo día en esta reserva de nebliselva. Algunas de las aves que pueden ser encontradas en El Jaguar son las tangaras, los colibríes, los tucanes, las eufonias, las reinitas, los carpinteros, los pinzones y los trogones. Fue en esta reserva que unos investigadores redescubrieron por primera vez en Nicaragua a la Reinita Pechinegra (Dendroica chrysoparia), la que no se observaba desde 1891. Hay opciones de alojamiento en El Jaguar.

La Finca Esperanza Verde es una reserva y finca de café orgánico localizada en el norte del departamento de Matagalpa. Dos especies interesantes pueden ser encontradas aquí, el Saltarín Gorgiblanco (Corapipo leucorrhoa) y el Tucán Pico Iris. En total, más de 150 especies de aves han sido identificadas en la zona, incluyendo trogones, reinitas, charraleros, oropéndolas, gavilanes, pericos, tucanes y carpinteros, entre otros. Los visitantes pueden realizar actividades como montar a caballo, participar en el corte de café y conocer el mariposario. Existe la opción de hospedaje en la finca.

Ubicado entre los 1300 y 15000 msnm, el Centro Turístico Selva Negra cubre 100 hectáreas de bosque lluvioso premontano y de nebliselva, y es parte también de las 1500 hectáreas de la Reserva Natural Arenal. A través de esta zona transita y habita una gran variedad de aves migratorias o locales, características de la franja del Pacífico y de las tierras bajas del Atlántico. Asimismo, se pueden encontrar especies de zonas montañosas que emprenden su trayecto desde el Sur de México.

Mientras los visitantes caminan por los 20 kilómetros de senderos de la reserva, se pueden escuchar a la Tangara Rojisucia Rúbica (Habica Rúbica) y a la Tangarita Oftálmica (a mayor altura). Las migraciones provenientes de Norteamérica permiten la presencia de Tordos y Oropéndolas de Baltimore. Otras especies comunes son la Amazilia de Cola Rufa, el Benteveo Real o Suiriri Real, la Curucucha y el Yigüirro, entre otros. También existen otras especies que son más difíciles de localizar, tales como la Chachalaca Negra, el Chiroxiphia Linearis o el Rascadorcito Orejiblanco.

La región norte del país es hogar de una de los más famosas y fascinantes aves: el sorprendente quetzal (Pharomachrus mocinno). Esta ave, parte de la familia de los trogones, ha sido motivo de mitos y leyendas, muchos de las cuales se remontan a épocas precolombinas. Mayas y Aztecas lo consideraban un ave sagrada, símbolo de la bondad y la luz. El quetzal tiene el cuerpo verde brillante y el pecho rojo y en los machos la cola tiene plumas que pueden medir más de 60 cm, es decir, más de dos veces el tamaño de su cuerpo mismo

El impresionante quetzal también fascinó a los españoles, quienes sin éxito intentaron llevarlo a Europa. Estas aves mueren rápidamente en cautiverio, por lo cual son considerados símbolos de libertad. Existen varios lugares en Nicaragua donde esta espectacular ave puede ser encontrada. La población más grande de quetzales se encuentra en el Kilambé, una reserva natural al norte del país. En el mismo departamento (Jinotega), los quetzales pueden encontrarse también en la Reserva de Datanlí-El Diablo, o más al sur, en el departamento de Estelí, en la Reserva Natural de Miraflor. Toma algún tiempo encontrar esta rara ave que cautivó a Mayas y Aztecas hace cientos o quizá miles de años, pero ciertamente es una experiencia única.

Con este especial, esperamos no sólo haber familiarizado y despertado la curiosidad de nuestros visitantes que no tenían conocimiento sobre los aspectos interesantes del Aviturismo u observación de aves, si no que también esperamos haber motivado a los observadores de pájaros frecuentes a visitar Nicaragua, un paraíso de aves desconocido para muchos.

Si en este especial hace falta alguna información que se considere de relevancia, por favor háganos saber utilizando nuestro "formato de retroalimentación".

Un agradecimiento especial a Pomares Salmerón, el experto en aves de la Reserva Silvestre Privada Montibelli. No sólo por compartir sus conocimientos sobre aves y aviturismo para este especial, sino también por el entusiasmo que despertó en nosotros para aprender y conocer más sobre esta fascinante actividad.

Fotos cortesía de Pomares Salmerón, el Ministerio del Ambiente y los Recursos Humanos (MARENA) y Steve Bird - www.birdseekers.co.uk (foto del Quetzal).