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Fiestas Patronales de Managua

A finales del siglo 19, en la mediana ciudad de Managua de ese entonces, el descubrimiento envuelto en misticismo de una pequeñita estatua católica de Santo Domingo de Guzmán, provocó el inicio y evolución de una festividad tradicional masiva de mucho colorido, fervor y alegría, que vino a trasformarse en las Fiestas Patronales de la ciudad capital.

Actualmente, cada Agosto, en específico los días primero y 10 de mes (feriados en la ciudad), varios segmentos de avenidas principales de Managua se inundan de gente que celebra las fiestas de “Minguito”, a como la gente ha llamado con un profundo cariño irreverente a Santo Domingo (en Nicaragua “mingo” es un apodo familiar del nombre Domingo, y minguito es un diminutivo del último).

Los capitalinos tienen diferentes percepciones de estas festividades: para unos cuantos es un evento sin importancia y simples días feriados, para otros muchos es un momento de hacer fiesta o salir a curiosear a las calles, pero para una gran parte de la población tienen un significado ligado a la devoción religiosa expresiva y bullanguera.

En Managua, las actividades de las fiestas agostinas actuales tienen dos diferentes escenarios, que se repiten cada uno de los dos días principales. Por un lado se realiza la procesión del santo, en la cual participan miles de personas y están llenas de mucha tradición cultural, expresión religiosa y entusiasmo; y en otro punto se lleva a cabo el desfile hípico y de carrozas, al que asisten también una enorme cantidad de personas con ánimos de entretenerse y participar del ambiente de fiesta de las calles.

Conozca en este Especial una descripción de las actuales Fiestas Patronales de la ciudad capital, y una referencia a la interesante historia de su surgimiento y desarrollo.

La Procesión de Minguito

El alma cultural y centro tradicional de las Fiestas Patronales de Managua es la alegre procesión de Santo Domingo, la cual surge y es mantenida por la devoción religiosa y el apego sentimental de miles de personas hacia el santo, al cual “personifica” esa antigua y diminuta estatua del mismo que ha sido tildada de milagrosa por tantas familias y generaciones sucesivas de la capital, e incluso de otras regiones del país.

Minguito, la estatua, permanece todo el año en la Parroquia de Las Sierritas, zona residencial ubicada al sur de la ciudad, hacia el Oeste del kilómetro nueve de la Carretera a Masaya. Ahí se mantiene inmóvil hasta la llegada de Agosto, cuando es sacado en procesión a visitar el centro de Managua (es llevado a la Iglesia Santo Domingo ubicada cerca del antiguo centro de la ciudad), en donde permanece por varios días hasta que es regresado a su “casa” en una procesión inversa a la primera.

El primero de Agosto se realiza la primera procesión, conocida como “la bajada del santo”, y el 10 de ese mes acontece la segunda procesión, a la que se conoce como “la subida del santo”. Esto se debe a que la parroquia en Las Sierritas está ubicada a mayor altura que el centro viejo de la ciudad. También la gente nombra a las procesiones como “la traída” y “la llevada” del santo, respectivamente.

Son miles las personas que asisten, ya sea realizando todo el recorrido junto a Minguito, o esperándolo en los puntos del trayecto que mejor les parezca o convenga. En el tumulto de gente se puede ver de todo: jóvenes, adultos, niños, bebés, ancianos, pobres, ricos (muy pocos), bonitos, feos, hombres, mujeres, hombres vestidos de mujer... incluso es posible ver a figuras de la vida política del país, que llegan a la procesión para participar con rostro sonriente de la tradición (¿o para hacerse notar por la multitud?)

Muchos son los que llegan como simples espectadores curiosos. Otros llegan porque son grandes amantes de la tradición. Pero los asistentes más llamativos e importantes son los llamados “promesantes”, nombrados así porque el motivo de su asistencia es el pago de una promesa hecha al santo, luego de que recibieran algún milagro pedido con anterioridad al mismo.

Los promesantes son la columna vertebral de las fiestas. Según su forma de pago por el milagro (la cual repiten cada año generalmente), muchos de ellos usan atuendos llamativos tradicionales que dan un colorido atractivo a la procesión. Algunos se visten con trajes folclóricos, otros de indios, muchos se embadurnan el cuerpo de aceite y polvos hasta quedar negros (son llamados los negritos), o con otras sustancias hasta quedar rojos y parecer diablos (les llaman los diablitos), otros se visten de la tradicional “vaquita”. Algunos promesantes entran a la iglesia de rodillas, otros simplemente bailan con su ropa habitual. Los hay también quienes reparten a la multitud bebidas tradicionales o comerciales, o bocadillos (esa es su promesa).

Las promesas las diseña cada devoto antes de obtener el milagro, luego de lo cual están en la obligación espiritual de cumplirlo. A veces, las promesas son inclusos transmitidas de una generación a otra. Con el pasar de los años, algunos llamativos promesantes han llegado a ser íconos infaltables de las fiestas y han creado personajes clásicos, que se transmiten también de una generación a otra.

El Cacique Mayor: Oscar Ruíz, nacido en 1945, interpreta al Cacique Mayor desde los 20 años, cuando heredó el rol de un antecesor tradicionalista conocido como el Cacique Salvaje (Santos Ocampo). Todos los años se viste pomposamente de indio y baila junto a Minguito en las procesiones principales y la del 4 de Agosto.

Chica La Vaca: Juana Francisca Villalta, nacida en los primeritos años de 1900, se viste de vaquita y baila con Santo Domingo todos los años desde 1934, cuando tomó el rol heredado por su madre, quién falleció ese año. Se hizo tan popular que todos la conocen como “Chica la Vaca” o “La Chica Vaca”. Con ya un siglo de vida, aún asiste a las fiestas de Minguito aunque sea en silla de ruedas, pues desde el 2005 no puede caminar, y menos bailar con su habitual vaquita.

Las fiestas son muy alegres. El santo es transportado en una peana plana de madera, con una base cuadrada de un metro de largo por uno de ancho, y con una altura en el centro de medio metro. Minguito, protegido por una cápsula de vidrio, es colocado en el centro, y el contorno es frondosamente adornado con arreglos de flores artificiales y plumas vistosas (estas flores, al terminar la procesión, son obsequiadas a los promesantes que las solicitan como reliquias). La peana es cargada en hombros por una multitud de “cargadores” tradicionales que se van turnando unos a otros en todo el recorrido. Para casi todos éstos, esa es la forma que han encontrado para pagar su promesa. Ellos están organizados, y hasta tienen su propia oficina.

El andar del santo no es lineal, Minguito literalmente “baila”: al compás alegre de los chicheros (bandas filarmónicas), que entonan música propia de la tradición, el santo va sobre sus cargadores brincando, avanzando lentamente pues su desplazamiento es hacia adelante, hacia atrás, hacia un lado, hacia el otro. Entorno a él, la multitud en procesión también baila. Entre la imagen y la gente hay un cordón de policías de las fuerzas especiales con caras muy serias, los que se ven obligados a andar al compás de Minguito. También se quema pólvora, para hacer más ruidosa la actividad. Las bandas filarmónicas participantes son varias y se van turnando en todo el trayecto, algunas son traídas de otras ciudades, incluso. Ni el fuerte sol ni la lluvia detiene la procesión.

Otro aspecto observado en estas fiestas es la enorme cantidad de vendedores ambulantes, que ofrecen a los asistentes sombreros, cintas con frase como “Viva Mingo” u otras, bocadillos típicos, comida, bebidas y licor, entre otras tantas cosas. Hay mucho consumo de alcohol durante estas fiestas, y se puede observar con frecuencia a personas tiradas en el suelo por el abuso en su consumo. También la policía, la Cruz Roja y los bomberos participan en mantener el orden o atender a lesionados y otros afectados.

Cronología de la tradición

22 de Julio: Se realiza la tradicional “Roza del Camino”. La tradición nace cuando hace ya un siglo, quizá, los pobladores de Las Sierritas rozaban el monte que cubría el camino seguido por la procesión, desde la parroquia donde permanece el santo hasta cierto punto antes de la Carretera a Masaya conocido como La Cruz del Paraíso. Hoy en día el camino está asfaltado, pero centenares de personas se reúne en la zona. Una réplica de Santo Domingo, conocida como “el mocito”, es sacada por cargadores a visitar el lugar. La gente baila y se sueltan toros que son “toreados” por voluntarios improvisados. También forma parte de esta tradición una especie de procesión que parte desde el sector de Gancho de Camino en el popular Mercado Oriental (cerca de la Iglesia Santo Domingo), y se dirige hasta La Cruz del Paraíso. En ella va el Mayordomo de las fiestas, título que actualmente se le entrega al Alcalde de Managua de turno, y quien en La Cruz del Paraíso recibe La Tajona de las fiestas patronales, con la que se le adjudica el título oficialmente.

31 de Julio: Luego de una misa en la Parroquia de Las Sierritas (10:00 am), oficiada por el Arzobispo de Managua, el santo es bajado de su altar a su peana, la cual es adornada exuberantemente con flores artificiales por una familia que se encarga de ésto desde hace ya algunas décadas (es el pago de su promesa). En la iglesia y fuera de ésta hay muchos asistentes. En la noche (7:00 pm) se corona a La India Bonita y La India Chiquita de las fiestas, dos especie de reinas escogidas de entre varias candidatas.

En la Alcaldía de Managua se realiza la bendición del Barco de Santo Domingo (10:00 am). El Barco forma parte de la tradición; actualmente es una estructura en forma de barco montada sobre un trailer y movilizada por un camión y su función es, los días de la procesión, movilizar al santo desde Gancho de Camino hasta la Iglesia Santo Domingo de Managua (o viceversa, según sea la “bajada” o “subida”; el trayecto es de quizá un kilómetro). Luego de la bendición, el Barco es llevado a visitar varios barrios de la ciudad acompañado por chicheros. Al final de la tarde, es entregado en el sector de El Zumen a un comité de pobladores del barrio San Judas, quienes lo llevan hasta su barrio, distante un par de kilómetros al sur de ese punto. Por la noche, aquí hay un ambiente de fiesta al que asisten muchas personas, y cerca de la media noche el barco es entregado simbólicamente al Mayordomo, quien es acompañado por la India Bonita. Esto se conoce como “La Vela del Barco”, y se realiza en ese punto pues hace muchos años, el patrocinador del Barco era un fuerte empresario capitalino quien gustaba de realizar con él una fiesta en vísperas del primero de Agosto en un terreno ubicado en donde ahora está el Barrio San Judas. Aunque los patrocinadores cambiaron (actualmente la alcaldía se encara de esto), la tradición fue mantenida por los habitantes del barrio, quienes incluso celebran a una réplica del santo durante las actividades del Barco.

En el sector de la Rotonda de Cristo Rey (punto por donde pasa al día siguiente la procesión), se lleva a cabo el tradicional “Palo Lucio” desde finales de la tarde. Éste consiste en un poste de madera de más de cinco metros de alto, embadurnado de grasa, en cuya cima se ubican certificados de premios en efectivos, electrodomésticos u otras bienes; muchos voluntarios participan, intentando escalar con brazos y piernas el poste, y los pocos que llegan al final logran tomar alguno de los premios (no es tarea fácil). La rotonda se cierra al tráfico vehicular y al sector asisten centenares de personas. En los barrios vecinos mucha gente también celebra, contagiados por el alegre ambiente de fiesta que se vive en la zona del palo, la cual es adornada con cintas aéreas de colores (que parten desde el palo lucio), y hay música y gran concurrencia. Esta tradición fue iniciada por un reconocido personaje de la Managua vieja, conocido como “Chema Pelón”, quien decidió realizar la actividad del Palo Lucio como promesa a Santo Domingo. Con el tiempo la actividad se hizo masiva y es ya una parte importante de las fiestas. Actualmente, la tradición es mantenida por la familia del iniciador.

En el Mercado Oriental, en Gancho de Camino, se realiza en horas de la tarde la decoración con frutas de “El Arco” (un arco de madera por donde pasa al día siguiente la procesión del santo) por parte de las comerciantes locales, con patrocinio de la Alcaldía de Managua. En la noche hay un alegre ambiente con tarimas de presentaciones artísticas y muchos asistentes, en lo que se conoce como “La vela del Arco”.

1 de Agosto: En la madrugada (4:00 am), en los alrededores de la Parroquia de Las Sierritas, se realiza una Diana en honor a las fiestas. A las 6:00 de la mañana se realiza una misa solemne, luego de la cual el santo inicia su procesión. Desde aquí, y durante todo el trayecto, la multitud es enorme. Al rededor del santo van bailando sus promesantes, y se miran muchos negritos, diablitos, indios, vaquitas y más (mujeres y hombres). La lenta, alegre y bullanguera procesión llega a finales de la tarde al Gancho de Camino, donde el santo es montado en su barco. Éste, seguido por la gente, lo traslada frente a la Iglesia Santo Domingo de Managua, donde es bajado y luego metido al edificio, siempre con algarabía, en medio de una multitud.

Desde antes de la procesión del Santo, en las afueras de esa iglesia, se instala toda una infraestructura que son parte de las fiestas, que incluye “chinamos” (juegos mecánicos), una barrera de toros, comiderías y bares abiertos, una discoteca rústica y una gran cantidad de puestos callejeros de comerciantes que venden productos relacionados con las fiestas (flores, candelas, cintas alusivas, sombreros y mucho más). Durante la estancia del santo en la iglesia, el ambiente de fiesta es permanente, sobre todo por las noches. Centenares de personas y familias asisten los días siguientes a visitar a Minguito, a pedirle promesas, a dejarle ofrendas o pagarle sus milagros de alguna manera.

4 de Agosto: Por la mañana (7:00 am), la imagen es sacada por cargadores a recorrer por hasta 10 horas algunos barrios cercanos y el populoso Mercado Oriental, donde comerciantes y compradores se animan a bailar con el amiente alegre que acompaña el recorrido del santo.

9 de Agosto: la Iglesia Santo Domingo es visitada por una enorme cantidad de devotos y promesantes, afuera la atmósfera de fiesta popular continúa. Ese día también se realiza una vela al santo, en la que participan muchas personas. En la Rotonda Cristo Rey vuelve a realizarse el Palo Lucio y en el Mercado Oriental se realiza otra vez la vela del Arco, ambos eventos con el mismo ambiente de festejo.

10 de Agosto: en la mañana (6:00 am) se realiza una misa solemne oficiada por el sacerdote local en la Iglesia Santo Domingo. Asiste una gran cantidad de personas (otros muchos esperan afuera), y están también presentes el Mayordomo y los cargadores tradicionales. Al finalizar la misa, inicia la alegría bullanguera con el son de chicheros. Santo Domingo sube sobre sus cargadores y baila en el interior de la amplia iglesia, rodeado por la gente. Luego es sacado y baila un rato más, para después ser montado al Barco que lo lleva seguido por la multitud hasta Gancho de Camino. Aquí es bajado y entregado de nuevo a sus cargadores. La zona está atestada por la gente. Minguito baila aquí, y se realiza un “tope” con Santo Domingo de Arriba que también está de visita en la ciudad (este otro es una imagen del mismo santo celebrada, aunque en menor dimensión, en Managua y en comunidades ubicadas al Este de la ciudad). Ambos santos, llevados por sus respectivos cargadores, bailan en medio de la multitud. Después, Santo Domingo de Arriba se aleja a la Iglesia de la Merced, y Minguito es llevado en su procesión hasta Las Sierritas, a donde llega al final de la tarde, concluyendo así las fiestas patronales de la capital.

El desfile Hípico

Otro componente de las Fiestas Patronales de Managua es el desfile hípico y de carrozas que se realiza en un sector de la ciudad, y que se repite cada año los días primero y 10 de Agosto. Aunque en realidad no está ligado a la devoción por el santo, éste forma ya parte de la celebración general y a él asiste otra enorme cantidad de personas entusiasmadas por el ambiente de fiesta que inunda el recorrido de los hípicos.

El desfile inicia a mitad de la tarde (generalmente a las 3:00 pm) en el Malecón de Managua, y recorre quizá unos ocho kilómetros de calles y avenidas hasta su final. Pasa cerca de la Laguna de Tiscapa, continúa al oeste hasta la Rotonda del Güegüense, luego enfila al sur asta la Rotonda del Periodista y concluye a poco menos de un kilómetro al Este de ese último punto.

A lo largo de todo ese recorrido se apostan miles de espectadores, concentrados sobre todos entre Tiscapa y la Rotonda El Güegüense. También en ese trayecto hay colocados toldos y puestos que venden cervezas, licor, comida y otros productos. Se instalan asimismo grandes tarimas, generalmente privadas o de empresas comerciales, a las que tienen acceso sólo invitados especiales (aquí también se observa a algunos políticos sonrientes). También son remarcables los vendedores ambulantes que ofrecen cervezas, sombreros o cualquier baratija.

Antes y durante el paso del desfile, la atmósfera de las calles es muy alegre. Los toldos y tarimas ponen música de animación o a joviales animadores que ofrecen a los transeúntes diferentes ambientes bulliciosos. Hay también pequeños lugares cerrados y decorados donde se realizan fiestas privadas. La gente se instala en un sector, o recorre diferentes puntos del trayecto establecido.

A las Hípicas de Managua asiste todo tipo de gente a entretenerse con el desfile o ha divertirse en familia o entre amigos. Hay una gran cantidad de jóvenes, que son atraídos por el ambiente callejero de fiesta; muchos de éstos, incluso (aunque no sólo los jóvenes), se animan a vestirse con elementos que ya son propios de las fiestas hípicas en Nicaragua: camisa a cuadros, jeans, sombrero y a veces botas vaqueras. Concluido el desfile, el “bacanal” (a como se le llama en Nicaragua a la fiesta) continúa en los bares y discotecas de la ciudad.

La Asociación de Caballistas de Nicaragua congrega cerca de un centenar de montados de Managua y otras regiones, que hacen desfilar sus bellos caballos y algunos incluso los hacen lucir las destrezas de paso con las que han sido entrenados. Los participantes, en su gran mayoría, son miembros o amigos de familias con tradición caballista, muchos pertenecientes a un alto estrato social. Los montados, dentro de los que hay adultos, jóvenes e incluso niños (hombres y mujeres), lucen atuendos hípicos.

Detrás de los caballistas desfilan las carrozas, que por lo general pertenecen y publicitan a empresas privadas, marcas de productos, instituciones y otros. Por lo general, las carrozas son decoradas llamativamente, y a veces son animadas por bailarinas sensuales, grupos de danzas tradicionales u otros elementos. Algunas carrozas representativas de marcas o productos arrojan muestras de éstos a la multitud que observa el desfile. La cantidad y calidad atractiva de las carrozas participantes varía cada año.

En una de las tarimas ubicadas en el trayecto, se instala un jurado calificador que elije al mejor montado y a la mejor carroza. También participa en el desfile la “reina de los hípicos”, que siempre es una muchacha bonita (miembro de alguna familia caballista) que es escogida con anterioridad.

Por lo general las fiestas hípicas transcurre sin importantes eventualidades, pero siempre se hacen presentes la policía para controlar desordenes (infaltables por el consumo de alcohol), y los rescatistas para atender lesionados o personas con afectaciones de salud.

Hace muchos años los caballistas acompañaban a Santo Domino en su procesión, sin embargo, al crecer la cantidad de asistentes fueron separados para lograr un desarrollo más ordenado de las fiestas. Así, con el pasar del tiempo, cada uno de los eventos fue evolucionando de forma separada, hasta llegar a la manera en que se realizan hoy en día.

El hallazgo de Minguito en Managua

La historia relata que un día de 1885, en esa zona de Managua conocida como Las Sierritas (para la época no era el área residencial de hoy en día, si no un sitio rural ocupado por fincas productivas), un campesino de nombre Vicente Aburto limpiaba un terreno cuando, en el hueco de un árbol quemado, encontró un objeto realmente curioso: una pequeñita estatua (20 centímetros) de algún santo de la tradición católica.

Pronto la familia y vecinos de Aburto se congregaron asombrados a observar la estatuita, y decidieron viajar a la ciudad en busca de un sacerdote que pudiera decirles de qué santo se trataba. En una iglesia inexistente actualmente, ubicada cerca del centro viejo, el sacerdote local les comentó que se trataba de una imagen de Santo Domingo de Guzmán, y junto con él decidieron dejar la estatua en la iglesia.

Tras volver a Las Sierritas, la gente de Aburto se encontró con una sorpresa inimaginada: la estatuita estaba en el mismo sitio donde había sido encontrada. Sorprendidos, volvieron donde el padre a relatar el suceso. Éste, incrédulo, les comentó que era imposible, pues la estatua seguía en la iglesia. Pero la imagen ya no estaba.

El hecho misterioso llevó al sacerdote a considerar que el santito quería permanecer en Las Sierritas. Propuso a sus visitantes que construyeran una ermita (que luego evolucionó a la parroquia actual) en el sitio del descubrimiento, y que cada año trajeran a Santo Domingo con bailes y alegría a visitar Managua. La fecha elegida fue del primero al 10 de Agosto, pues según el calendario católico el día de Santo Domingo es el 4 de ese mes.

Tras un acontecimiento tan místico, inició una tradición que fue creciendo con el tiempo y llevó a involucrar no sólo a la gente de Las Sierritas, si no de toda Managua. Los habitantes capitalinos acogieron con fervor a Santo Domingo, o “Minguito”, que desde un inicio comenzó a interpretarse como hacedor de milagros, y con el pasar de los años ese festejo fue llenándose de mucho colorido, entusiasmo efervescente y una cantidad creciente de participantes, hasta llegar a convertirse en las Fiestas Patronales de la ciudad.

Un hecho interesante es que Santo Domingo de Guzmán no es, aún en la actualidad, el patrono oficial de la capital. El nombre colonial de Managua es el de “Leal Villa de Santiago de Managua”, y por lo tanto su santo patrono es en realidad Santiago. Ese santo era festejado con alegría en la ciudad a finales del mes de Julio, sin embargo, acontecimientos como el terremoto de 1931, que derrumbó los edificios de adobe de la época (incluida la Iglesia de Santiago), provocaron que la tradición también sucumbiera, y fuera sustituida por las celebraciones de Santo Domingo de Guzmán.

No tomó mucho tiempo para que estas fiestas llegaran a ser masivas y muy fuertes. Tanto, que aunque en al menos un par de ocasiones intentaron ser suprimidas, la voluntad del pueblo pudo más que cualquier imposición. Según se sabe, en una ocasión algunas autoridades eclesiásticas declararon (a mediados del siglo XX) que las fiestas no debían continuar debido a los excesos que se observaban en éstas, sobre todo por el alcohol y actos indecorosos; en otra ocasión, luego del terremoto de Managua de 1972, oficiales de la Guardia Nacional (ejército nacional y dictatorial del entonces) ordenaron la suspensión de las fiestas para evitar desordenes masivos. En ambas ocasiones, Minguito fue “robado” de su iglesia por defensores de la tradición, y fue puesto al alcance de la enorme multitud de promesantes, junto a los que realizaron las fiestas sin que sus detractores pudieran hacer algo al respecto. El líder de esos ladrones bienhechores era Lisímaco Chávez, un tradicionalista que con el tiempo pasó a ser una figura importante de las festividades; Lisímaco falleció en el año 2002, pero dejó una enorme influencia, sobre todo en la población de su barrio San Judas.

Folcloristas e historiadores que han investigado sobre el origen y desarrollo de esta tradición, sostienen que el surgimiento y éxito de las fiestas de Santo Domingo están estrechamente ligados a una antigua celebración indígena local con la que las fiestas actuales tienen mucha similitud.

Según información documentada en relatos escritos por los colonizadores españoles que llegaron a la zona, los indígenas de la región de Managua realizaban una alegre celebración al dios Xolotl. Entre el mes de Julio e inicios de Agosto, todos los indígenas que participaban en la tapizca (cosecha) del maíz, lo hacían según sus normas con mucha austeridad de placeres. Al concluir ésta, realizaban una masiva celebración con la que se liberaban de todas las prohibiciones de la temporada de tapizca (como el licor o las relaciones sexuales). Los pobladores buscaban al dios Xolotl en su templo y lo transportaban en una procesión sobre una canoa hasta las costas del Lago de Managua (o Xolotlán), en donde lo hacían navegar.

Esas fiestas fueron luego prohibidas por las autoridades españolas. Sin embargo, los estudiosos señalan que permanecieron en la memoria cultural del pueblo, y que el descubrimiento de Santo Domingo provocó una mezcla cultural y religioso que dieron vida y forma a las fiestas del santo a partir de los recuerdos heredados por el pueblo indígena antecesor.

Varias similitudes con las fiestas del dios Xolotl son las que dan pauta a esta aseveración. Una de ella es que la estatua del santo está acompañada de un pequeño perro, al igual que la imagen del dios indígena era acompañada también por uno, llamado Xulu (según los folcloristas este factor, junto a la apariencia morena de la imagen de Minguito, fueron los que dieron origen al sincretismo cultural). Otra similitud es que Santo Domingo era antiguamente transportado en una canoa, la cual evolucionó con el tiempo al barco que se usa actualmente en sólo un trayecto del recorrido. Una más, es la algarabía irreverente de estas fiestas, la cual fue heredada por sus primeros celebrantes. Todas éstas, junto con la similitud en las fechas de ambas celebraciones, parecen indicar que si las fiestas actuales no nacen exactamente como reencarnación de las indígenas antiguas, al menos sí retomaron evidentemente muchos de sus elementos.

Agradecemos a la folclorista Irene López, al sacerdote Héctor Treminio (parroco de Las Sierritas) y a don Ervin Barberena, de la oficina de Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua, por la información que nos brindaron para completar este trabajo sobre las fiestas de Santo Domingo en la ciudad capital. Asimismo, agradecemos al fotógrafo Pablo Aragón, por las excelentes imágenes que nos facilitó.