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Opinión: El turismo ¿un incentivo para la explotación?

Diego Moreno | Oct 27, 2014

Diego Moreno, su esposa y otros dos turistas en la laguna del Volcán Maderas.| Foto cortesía de Diego Moreno.

Este es un artículo de opinión del viajero franco-español Diego Moreno, tras una visita a la Isla de Ometepe.

A mediados de Octubre de este año de 2014 estuvimos mi mujer y yo 3 días por la zona de Santa Cruz, en la Isla de Ometepe, donde se nos ocurrió subir al Volcán Maderas. Para ello contratamos un guía por medio del hotel en el que nos hospedábamos, "El encanto", junto con otros dos viajeros interesados por la excursión. El costo ascendía a US$48 dólares e incluía la entrada al parque, que era de US$1 dólar por persona. Cuando llegamos a la laguna del volcán se nos ocurrió preguntarle a nuestro guía, cuyo trato era de lo más cordial y cuyas respuestas a nuestras preguntas eran claras y precisas, cuánto le pagaban a él por ese mismo tour. Tras manifestar su confianza en que lo que nos diría quedaría entre nosotros, nos dio la respuesta: US$22 dólares, cifra que quedó confirmada cuando más tarde se lo preguntamos al dueño del hotel.

Como quedamos estupefactos por considerar que la comisión que se llevaba el tal dueño era excesiva, nuestro guía precisó que pagaban mejor que en el hotel El Zopilote, donde fuera cual fuera el número de turistas, pagaban al guía tan solo US$10 dólares, cuando los mismos turistas debían de pagar 10 por cabeza. Uno que venía con nosotros en el grupo de ascensión dijo que en el Little Morgan, otro hotel de Santa Cruz, le daban al guía el monto entero, que se elevaba a US$10 dólares por persona, 40 pues, en caso de ser 4 personas. Entonces preguntamos cómo era posible que aceptaran los guías trabajar en esas condiciones. La respuesta era sencilla: la necesidad.

¿Cómo es posible que se den estos abusos? ¿Acaso no estamos ante casos de explotación? ¿Qué hacer para acabar con estas prácticas reprensibles en los lugares en que la pobreza es moneda común? Estas fueron las preguntas que rondaron las mentes perplejas de los cuatro montañeros que bajábamos del volcán.

Uno sugirió que para acabar con el fenómeno en cuestión una solución podría ser seguir el ejemplo del Mombacho, un volcán cercano a la ciudad de Granada. Allí los guías forman como una cooperativa y fijan ellos mismos los precios: no hay intermediarios. Nuestro guía se mostraba escéptico ante tal solución, por considerar que era difícil ponerla en práctica en esa zona y con esa población.

La otra idea que surgió fue la de escribir, hacerlo público, dar cuenta de ello y no sumirlo en el silencio. Es la que nos pareció más conveniente y factible, y es por lo que acabo de escribir todo esto, esperando así que tanto las guías turísticas como los turistas mismos no hagamos el mismo error que hicimos nosotros ese día y tomemos mayor conciencia del impacto que pueden tener nuestras decisiones a lo largo de nuestro recorrido por Ometepe, y de una manera más general, por el mundo, como turistas.
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Diego Moreno es franco español y profesor de la lengua española en la ciudad de París. Como turista, prioriza los sitios donde le es posible comunicarse con la gente por medio de una lengua común a la suya, para no quedarse con la impresión de solo rozar el país sin llegar a comprenderlo.