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Crónica: Viaje a la comunidad Puerto Momotombo

Faustino Salcedo | Apr 23, 2012

El volcán Momotombo visto desde las orillas del Lago Xolotlán, Puerto Momotombo | Fotógrafo: Faustino Salcedo

Una gira en la que hubo caminata por las Ruinas de León Viejo, vistas al Momotombo y un tour hacia la Laguna El Tigre.

Cuando el poeta nicaragüense Rubén Darío viajaba en tren de León hacia Managua a inicios del siglo XX, quedó asombrado por la elegancia y el orgullo triunfal con que se levanta el volcán Momotombo, tanto así que le inspiró crear el famoso poema “Momotombo”. En ese momento todavía no se había descubierto las Ruinas de León Viejo, y mucho menos el turismo en la zona era tan importante como en estos días, porque sino, seguramente habría creado una obra momumental sobre el tema. Cuando el equipo de ViaNica.com fue invitado a una gira de prensa a esa parte del país, nació el interés por relatar una historia sobre esa zona. A continuación acompañenos en esta crónica de viaje, que tratará de seguir la linea del poema de Darío.

De Managua hacia León de Imabite, mejor conocido como “León Viejo”, hay una separación de tiempo apróximada de casi 400 años y 55 kilómetros de distancia. Esta fue la primera ciudad Colonial fundada en 1524 por el conquistador español Francisco Hernández de Córdoba, y fue dejada en el olvido cerca del año 1610 por, según se cree, la actividad del volcán que luego la sepultó. Este fue el primer destino de una gira semi aventurera a una ciudad enterrada bajo toneladas de tierra, cuyas ruinas fueron descubiertas en 1967 por una expedición de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) de León.

Las ruinas están ubicadas en la comunidad Puerto Momotombo, del municipio de La Paz Centro, lugar en el que se puede degustar de uno de los mejores quesillos del país, así como también se puede hacer en Nagarote, pero ese asunto culinario ya sería otro tema. Cuando se entra a la comunidad se puede ver a lo lejos al gigantesco calvo y desnudo volcán, como dijo el poeta. Una vez en el lugar nos encontramos el propietario de la Touroperadora Nicarao Tours, quienes organizan algunos toures por la zona; ellos fueron los anfitriones de la gira convocada por el Instituto Nicaragüense de Turismo (INTUR).

Dejamos a un lado la plática con los empresarios y empezó la caminata por las ruinas, que tiene una extensión de 22 hectáreas. El lugar donde se reune a los visitantes es una cabaña construida recientemente, en la que se muestran unas escaleras que conducen hacia el antiguo piso de una casa que fue arrasada por un huracán, siglos atrás. Luego se realiza la presentación de la que fue la plaza central, lugar donde se muestra una placa que indica que las ruinas fueron nombradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, en el año 2000.

Al final de la caminata, fuimos llevados a un mirador en el que se observa el Volcán Momotombo en su pleno explendor. La vista obligó a que varios de los presentes empezarán a declamar el poema ya mecionado. De lo descrito en cada verso (al final les dejamos un enlace al poema), todo sigue igual, con excepción de “agua perla y esmeralda” del vecino Lago Xolotlán, que ahora se tornó gris y triste por la moderna contaminación, pero que no disminuye la belleza del colosal cerro.

Al final del camino, los pies cansados necesitaban reposar, mientras que los estómagos vacíos y necios pedían a gritos estar llenos. Posterior a esa hora, en la que el cerebro sólo procesa el sabor de los alimentos, le tocó el momento al Museo Imabite, ubicado frente a las Ruinas de León Viejo, en el que se muestran artesanías de madera y piedra construidas por los Chorotegas, indígenas que habitaban la zona.

El sol ya estaba dejando paso a la oscuridad, que solo era contrarrestada por la luna, esa oportuna reflectora. En ese momento nos trasladaron a la ciudad de León, la moderna, la ciudad Universitaria como le llaman algunos, o la de la de los poetas como le prefieren decir otros. En el centro esta ciudad hay una vida nocturna muy activa. Algunos se van a la Playa Poneloya, ubicada a 15 minutos de León, otro quedan en los bares y discotecas de la ciudad, y nuestro grupo descansaba en la habticaticón del Hotel San Juan de León, para cargar enegías que sería utilizadas por la mañana.

Al día siguiente, volvimos a la comunidad Puerto Momotombo a las 8:00 am. En el lugar nos esperaba un desayuno a lo nicaragüense en un restaurante cuyo propietario es cubano y la mesera salvadoreña; se llama Restaurante El Cubano. Una vez con el estómago lleno, abordamos un camión amarrillo, el cual realizaba movimientos a como lo hacen los vehículos acuáticos, debido a la irregularidad del camino.

El destino fue el mirador de la reserva natural “Laguna El Tigre”. Antes de llegar a dicho lugar, los presentes solamente hablaban de la caminata hacia la laguna y de la reacción que le podría provocar el movimiento del camión. Una vez en el sitio nos dirigimos al mirador antes de hacer el descenso a la laguna.

Desde el mirador se oberva la reposante laguna y todo el panorama del contorno. Si se observa hacia la derecha, se aprecia el paisaje llano de la carretera; cuando se observa hacia la izquierda, se mira el colosal Momotombo; y si se observa hacia atrás, se tiene el privilegio de mirar el Volcán El Hoyo. El mirador es una construcción de madera algo descuidada, y está ubicado a 5 minutos del punto donde se queda el transporte, que para nosotros fue el camión amarillo.

Llegar hasta la laguna era una obligación para los que tienen espiritu aventurero. Pero claro, no sólo eso es suficiente, también se necesitan condiciones físicas ideales para bajar y subir. Una vez en la orilla de la laguna, se siente como si el agua invitara a los presentes a ingresar en sus humedas entrañas para apagar el calor porpio del verano. Ahora, solo quedaba pensar en la subida, en la que generalmente toma 10 minutos llegar hasta donde el camión se estaciona. Pero esta travesía se extendió a casi 20 minutos, debido a las paradas de descanso de los caminantes.

EL útlimo sitio visitado fue la costa del Lago Xolotlán, o Lago de Managua, donde se puede apreciar de cerca el Volcán Momotombo, que permance inmovil observando a su gente, a su pueblo, a su lago, y seguramente al igual que nosotros, también espera que algún día el lago esté limpio. Momotombo, la montaña habitada por el fuego de Dios, a como lo llamó Rubén Darío, fue el modelo de muchas fotografías de los periodistas en la gira, mientras que a la orilla del lago una familia comía un pescado, proveniente del mismo. Los presentes dejamos en paz al lago, para presenciar el cierre de la gira animado por el grupo de danza folclórica Imabite.

Aquí el enlace al poema: Poema Momotombo de Rubén Darío